sábado, 11 de diciembre de 2010

intenciones pract_3

Al recordar la Casa Domínguez, de Alejandro de la Sota, y como analiza él el habitar, -el descanso y el refugio en sombra, enterrado y masivo; y el poder y las relaciones en suspensión, ligereza y luz-, mi pensamiento ha ido a la casa de Blas de Campo Baeza, que con un análisis similar separa el refugio de la contemplación, usando el mito tan habitual en él de la cueva y la cabaña; el pensamiento enterrado y la contemplación en superficie, y en su separación de espacios para pensar o para vivir.

Como una de sus máximas referencias de Campo Baeza ha sido la obra de Luis Barragán, y la filosofía del siglo XX sobre la manera de habitar del hombre; y recordando unas palabras de Luis Barragán al intentar historiadores analizar su obra.

“si ustedes quieren estudiar mi arquitectura deben ir a las fuentes, a las que fui yo, para que no copien el resultado sino para que hagan su propio análisis y propia síntesis”, -además de proponer otro análisis de sus símbolos subjetivos, poéticos y su dimensión mítico-mística-.

Con todo ello, habría decido recorrer una de sus fuentes, concretamente el filosofo alemán Martin Heidegger y uno de sus ensayos “Construir, Habitar, Pensar”, en el que separa y relaciona Construir, Habitar y Pensar, para poder sacar mis propias conclusiones.

Para terminar, y a modo de introducción del posible estudio dos fragmentos del ensayo de Heidegger sobre su pensamiento y sus reflexiones sobre pensar, edificar y morar:

“Las edificaciones auténticas acuñan al morar en su esencia y hacen habitar esa esencia... Sólo cuando podemos pensar en el habitar, podemos edificar... Pensar y edificar son indispensables para el morar.”
“Pero ¿de qué otro modo pueden los mortales corresponder a esta exhortación si no es intentando por su parte, desde ellos mis¬mos, llevar el habitar a la plenitud de su esencia? Llevarán a cabo esto cuando construyan desde el habitar y piensen para el habitar.”

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